Este lugar del poblado El Pabellón, corresponde a una calle de doble vía que es dividida por un angosto bandejón separado por postes de alumbrado público, los cuales son utilizados para separar los carriles por medio de una con un cordel que une a estos postes, evitando así que un caballo pase a otra pista.

Esta calzada es transversal a las calles Errazuriz, Larraín y Lecaros. Esta rústica calle se caracteriza por una longitud de 820 metro y un ancho de 18 metros. Su relevancia patrimonial se basa en que su tradicional carpeta de tierra, se han realizado por más de medio siglo, las tradicionales carreras a la chilena de esta comarca melipillana. Este camino diario se trasforma en un lugar para demostrar la destreza ecuestre campesina en aquellas actividades comunitarias que se dan entre primavera y verano, especialmente en las fiestas patrias. 

La carrera a la chilena es un tradición campesina y huasa, como también ha sido considerado un deporte ecuestre representativo de la Zona Central de Chile, que consiste en un reto de velocidad entre dos caballos chilenos (yeguas, potrancas, potrillos). Los cuales, por lo general, estos respectivos jinetes no usan montura y corren solo en línea recta, cubriendo distancias entre ciento veinte a ciento ochenta metros.

Tradicionalmente, al costado de la pista se ve apostadores manifestando las apuestas al caballo de su entera confianza. Dentro de las tradiciones de esta fiesta campesina, existe un señor denominado “Gritón” que da la partida y ambos caballos se dirigen hacia la meta. También se encuentra un juez atento en la meta debe dar su apodada final de quien venció en la carrera, conocida como “Ganada” o “Ganá”.

Así mismo, durante la intensa jornada de las carreras a la chilena, asiste público de distintas edades y de próximos lugares. Por ello, no es de extrañar que se realizaban ramadas, en las cuales se consumían comidas, bebidas y música de índole campesino.

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